lunes, 14 de noviembre de 2011

Mientras Johny escuchaba los divididos, sentía como el auto volaba por la patagonia Argentina, a su vez miraba el horizonte que no tenia fin porque en ese instante lo mas importante era el aire golpeando en la cara y el pelo desordenado volando recién teñido de azul.


El kilometraje marcaba 150, mientras la coca en la sangre parecía ir aun mas rápido en busca del rincón del cerebro que absorba la cantidad de whisky tomado durante ese atardecer casi perfecto, sacado de alguna película de Reggio. Una parada para mear y gritar chuchadas al abismo de mil metros frente a ti, mientras no oyes mas que el sonido del viento junto al murmullo de la radio del Cadillac en el que los parlantes estan pidiendo a gritos mas volumen


- Es hora de irnos - 
Escuche su voz y me dieron ganas de tirarla hacia el abismo, total en aquel lugar nadie sabría nunca de su paradero


- Se hace tarde y si no llegamos antes que parta el barco estamos jodidos - 
Volví en mi mientras destapaba una botella de aquella mamajuana traída de no se que parte del caribe, mientras mi cabeza estaba a punto de colapsar. 


Enciendo uno y el rumbo sigue, nadie estorba y mientras todo va cada vez mas rápido se acerca un estorbo en el camino, no me siento bien y veo que el camino se vuelve cada vez mas liviano, mientras los buitres cada vez mas hambrientos se comen vivo a un tipo mitad lagarto mitad humano, el aire se tiñe de verde, la música me pone color morado, el color que siempre había odiado, pero que cada vez comienzo a tomar mas a gusto, el atardecer sigue siendo eterno.


 Los lagartos hacen dedo y decido subir a uno, mientras lo llevaba me contaba que la pampa se había puesto muy aburrida, desde que Menem la había utilizado para tirar desechos radioactivos, sus amigas culebras lo habían traicionado en una venta de ácidos y su esposa lo había engañado con una lagartija de Brasil.
Por un momento lo entendí, supe que su vida era como la mía - una mierda-, sin nada mas motivante que la música fuerte y el día a dia. 


CARPE DIEM escribió en el capo del auto, tomo su maleta y me regalo una efedrina, deseandome suerte en la busqueda de una vida feliz, no una vida correcta, una vida feliz, despreocupada y siempre desenfrenada.....


- Llegamos - 
Bajo la mamajuana no entiendo nada, todavía no entiendo y me paso un semáforo en rojo. 
Llegamos a aquel puerto, se hace la maniobra y no ha pasado nada, nunca pasa nada......


Mañana otro día, otro rumbo